Reprogramar nuestro cerebro para superar nuestros bloqueos y ansiedades es la promesa de la PNL, programación neurolingüística, una terapia breve cada vez más defendida por algunos psicoterapeutas.
P. para «Programación», N. para «Neuro» y L. para Lingüística. PNL. Tres minúsculas para definir una breve terapia desarrollada en los años 70 en Estados Unidos por John Grinder, profesor de lingüística, y Richard Bandler, matemático y psicoterapeuta.
Su suposición: las personas exitosas tienen patrones comunes de comportamiento. Observando y replicando estos comportamientos, no hay razón para no lograr nuestros propios objetivos. Estudia PNL en la mejor escuela desde la comunidad de tu casa, Escuela Superior de PNL y obtén tu diploma como Facilitador de Procesos de Cambio con PNL, te invito a leer mi testimonio, clic aquí.
¿Cómo funciona realmente la PNL?
El modelado, la acción y la comunicación efectiva son elementos clave de la programación neurolingüística. La creencia es que si un individuo puede entender cómo otra persona realiza una tarea, el proceso puede ser copiado y comunicado a otros para que puedan realizar la tarea.
La programación neurolingüística en terapia
Un concepto central de PNL se puede resumir con el dicho: ¡El mapa no es el territorio! porque resalta las diferencias entre creencia y realidad.
Esto quiere decir que cada persona opera dentro de su propia perspectiva en lugar desde un lugar de objetividad. Los defensores de PNL creen que la percepción de mundo de todos es distorsionada, limitada y única.
Por lo tanto, un terapeuta que practica PNL debe entender que una persona en tratamiento percibe su mapa y el efecto que esta percepción puede tener en los pensamientos y el comportamiento de esa persona.
Aprender a comunicarse mejor
Este método, que, por lo tanto, se centra más en el «cómo» de nuestro comportamiento que en el «por qué», se desarrolló en el resto del mundo un poco más tarde, especialmente a través de seminarios de empresa ofrecidos a los directivos, pero también a terapeutas o profesores.
Objetivo de la PNL
Ayudarles a mejorar sus habilidades de comunicación pero también a estimular su creatividad o adaptabilidad. La PNL es ahora ofrecida por muchos psicoterapeutas y a menudo se asocia con la hipnosis Ericksoniana. ¿Cómo funciona la programación neurolingüística? ¿A quién va dirigido y qué resultados se pueden esperar?
Aprender a usar el cerebro de manera diferente
«Según Richard Bandler, uno de sus fundadores, la PNL es una educación del cerebro, una especie de manual de instrucciones», explica el doctor Edmundo Velasco. Diría que es el arte de saber usar el cerebro de forma diferente y más efectiva». «Todos tenemos una forma de pensar. Si aprendes a pensar de manera diferente, puedes empezar a actuar de manera diferente», dice Elsa Ávila, Practicante y Master en Programación Neurolingüística.
La originalidad y el interés de este método radican en la extensión de su campo terapéutico», dice el Dr. Edmundo Velasco: «Abarca desde los trastornos psicológicos y emocionales hasta los conflictos internos -estrés, depresión, agotamiento, trauma-, pasando por los trastornos neuróticos -ansiedad, ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático- y, por último, los trastornos conductuales, ya sean trastornos alimentarios o compulsiones, fobias o TOC.
Además, añade el Doctor, «en términos de desarrollo personal, la PNL es extremadamente eficaz para desarrollar su potencial y recursos, preparar una cita o examen importante, desarrollar su capacidad de concentración y su rendimiento intelectual o físico, creatividad, confianza en sí mismo, liderazgo, etc.».
Primer paso, definir el objetivo del paciente
La gran variedad de problemas que pueden llevar a una persona a someterse a una «terapia de PNL» dificulta la descripción de una sesión típica: «Difieren según el problema», explica Dr. Edmundo Velasco. «Pueden estar sentados, en pura conversación o de pie con anclajes espaciales.» La sesión comienza con la definición de un objetivo para el paciente. Entonces, el terapeuta y su paciente «se proyectan en este objetivo para detectar los riesgos inducidos por el cambio».
En otras palabras, dice Dr. Edmundo Velasco, «resolver un problema, por ejemplo una adicción al alcohol, puede conducir a otro trastorno, como la depresión, u otra adicción. Por lo tanto, es importante no equivocarse en el objetivo, ya que no siempre es el objetivo formulado desde el principio por el paciente, sino «el árbol que esconde el bosque». El terapeuta entonces tiene que ayudarle a identificar su verdadera meta, la que, una vez alcanzada, le proporcionará un verdadero bienestar. «A menudo, la simple definición de este objetivo, la conciencia de que no es necesariamente el que pensamos al principio, nos permite desatar las cosas», comenta Elsa Ávila.
Revivir una situación dolorosa a través de la «disociación».
El segundo paso es la «definición de un protocolo de acompañamiento en relación con el objetivo definido». Para ello, el terapeuta dispone de varias herramientas. Existen las llamadas «anclas», que consisten en invitar al paciente a recordar un momento positivo (de calma, de motivación o de confianza), y a anclarlo en el presente con un gesto o una palabra. Una especie de pensamiento «mágico» que puede, en los momentos difíciles, devolverle a una mente más serena.
El terapeuta también puede utilizar la «disociación»: «En pocas palabras, es ayudar al paciente a revivir una situación dolorosa en seguridad, en presencia de su terapeuta», explica el Dr. Edmundo Velasco. «Por ejemplo, una persona que tiene miedo de volar se visualizará a sí misma volando. El hecho de cambiar de punto de vista, de observarse a uno mismo, hace posible localizar el proceso que se establece durante este vuelo y los elementos que desencadenan el miedo».
El trabajo sobre los «procesos internos», por otra parte, nos enseña a distanciar los acontecimientos dolorosos examinando lo que nos impulsa a revivirlos y a reducir los pensamientos negativos o desvalorizadores. Se trata de buscar el recuerdo responsable de un mal hábito o de un prejuicio, para luego mitigarlo y asegurarse de que no bloquee más las situaciones.
«Con la PNL, he logrado abandonar mis creencias equivocadas»
Entré en PNL por casualidad. «Un amigo mío me había invitado a un seminario de dos días. Y los escenarios que se nos propusieron fueron suficientes para hacerme querer profundizar este método. Tenía la sensación de que me traían llaves, una caja de herramientas para comunicarme mejor. Continúe la iniciación con unas cuantas sesiones con un terapeuta, lo que me permitió percibir ciertas situaciones de manera diferente y ser positivo, personalmente y profesionalmente «.
«Estar completamente en el presente»
«Con la PNL, tratamos de hacer que la gente acepte lo que es. Dejar de quejarse o resentirse de un pasado del que no somos capaces de desprendernos. Cambiar el punto de vista sobre el pasado, poder mirar las cosas desde otro ángulo, aprender a perdonar a quienes nos han hecho sufrir para estar plenamente en el presente, eso es lo que personalmente trato de inculcar en mis pacientes durante estas sesiones», resume el Dr. Edmundo Velasco.
El Dr. Edmundo Velasco insiste en la complementariedad de la PNL con el análisis. «El enfoque integrador de las diferentes técnicas es, en mi opinión, esencial hoy en día para acompañar eficazmente a una persona, ya sea en la terapia o en el desarrollo personal. Incluso los psicoanalistas de hoy en día se están metiendo en terapias breves.
Borrar la carga emocional de un recuerdo desagradable
«Identificar el factor desencadenante que puede impedir que alguien coma un alimento, fume o actúe de cierta manera es muy eficaz y se puede hacer en una o dos sesiones», concluye el Dr. Edmundo Velasco. Así ayudé a un alcohólico a dejar de beber, sustituyendo la imagen del queso Roquefort, que él odiaba, por la sensación positiva que sentía cuando veía que su vaso se llenaba. Y para aquellos que temen el término «programación», el terapeuta les explica que no se trata de «cambiar la personalidad de un paciente».
«Lo que buscamos es borrar la carga emocional de un recuerdo desagradable y la implementación de nuevos modos de comportamiento», especifica, evocando el caso de una paciente que corría cada noche a la salida del metro, «miedo en el estómago», tras una agresión nocturna. «En pocas sesiones, logramos, gracias a diferentes anclajes, borrar el recuerdo de ese miedo, el mismo que la había hecho correr esa noche y que ella había reproducido incansablemente desde entonces.